WHEN JAPAN MET MEXICO

México no siempre fue esta tierra cosmopolita. Muchos años tuvieron que pasar para que conociéramos de primera mano la cultura japonesa.
Si bien la relación amistosa y comercial entre Japón y México tiene más de 400 años, tuvieron que pasar décadas antes de que se desatara nuestro furor por su cultura; para entender cómo se entrelazaron dos naciones gracias a la migración, conozcamos la historia de tres de sus exponentes más sobresalientes.
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1/8 Takamura
Al igual que en el caso Kobayashi, la historia de la migración de la familia Takamura se ha perdido en el tiempo. Solo tie- nen la certeza que el bisabuelo Luis Sadaki Takamura llegó de Japón a la Ciudad de México en 1905 y era relojero en el Cen- tro Histórico, un oficio habitual entre la comunidad japonesa en la época. Años después conoció a su esposa Esther Rosales, cuando trabajaba como modista en El Puerto de Veracruz, una tienda departamental; tiempo después se independizó para poner su propio negocio en la colonia Santa María la Ri- bera. “Ella tenía una estética muy pudorosa tipo japonesa. Es muy interesante que pese a que no convivía con su cultura, mantenía ese estilo”, recuerda Guillermo.
Hace casi diez 10, el diseñador de modas Guillermo Vargas decidió retomar el apellido familiar para nombrar su marca, por dos motivos: el primero, para mostrar sus ideas de dise- ño contemporáneo que honra los oficios. Y segundo, porque 1/8 honra su lado japonés y muestra el resultado estético de su herencia. Cuando visitó Japón por primera vez, entendió muchos hábitos de su familia y su cultura. El diseño nipón es algo que naturalmente le atrae y como diseñador contem- poráneo sigue ese camino desde sus bases mexicanas. “Tener esta raíz me hace realizar eso, porque es parte de mí y mis antepasados”, concluye Vargas.
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